Por Chris Arsenault
(Fundación Thomson Reuters) - Una repentina caída en los precios del crudo ha llevado alimentos más baratos a muchos de los más pobres del mundo, pero desde los barrios bajos de Manila hasta los campos de labranza de Malaui, los beneficios no son universales.
A nivel global, 805 millones de personas aún sufren hambre crónica, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAOm por sus siglas en inglés). Mientras que los pobres en las ciudades podrían ver una reducción en los precios de los alimentos, los que viven en áreas rurales, que no están integrados en los mercados masivos, tal vez no lo hagan.
El precio del crudo cayó a la mitad el año pasado, el segundo mayor declive anual de la historia, registrando un mínimo en cinco años y medio. Los precios del petróleo repercuten en los de los alimentos, que disminuyeron por tercer año consecutivo en 2014.
"Para muchos pobres que gastan mucho de su presupuesto en alimentos, esta es una buena noticia", dijo Shenggen Fan, director general del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimenticias. "Hay una alta correlación entre los precios del crudo y los alimentos", agregó.
El petróleo, combustible clave para transportar alimentos entre el campo y el mercado, también tiene impacto en los precios de los alimentos porque los fertilizantes, pesticidas y otros elementos agrícolas son derivados del crudo.
Los costes de la energía y el transporte representan casi el 8 por ciento del precio de los alimentos producidos a nivel nacional, como un paquete de pasta, que los consumidores compran, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
En la parte del suministro, los costes relacionados con la energía que incluyen fertilizantes, químicos y lubricantes representan un 50 por ciento de los costes de producción para cultivos como maíz y trigo en países desarrollados.
GANADORES Y PERDEDORES
Sin embargo, para los que viven en la extrema pobreza hay una trampa. Mucha gente hambrienta, con frecuencia agricultores, no participan de los mercados globales de materias primas.
No usan mucho fertilizante para sus cultivos y recibirían menos dinero por sus productos, debido a la baja en los precios de los alimentos.
Los consumidores urbanos en los países en desarrollo, como India, Filipinas y Bangladesh, serán algunos de los mayores ganadores, dice Fan, ya que dos de sus mayores gastos -alimentos y transporte- serán más baratos.
Cuando los precios del crudo subieron en 2007 y 2008 al mismo tiempo que los de los alimentos, los pobres de las ciudades protagonizaron disturbios, desde Haití hasta Camerún y Bangladesh.
Ahora que los mercados oscilan en la otra dirección, los estados importadores de crudo deberían aprovechar la oportunidad para reducir los subsidios de combustibles fósiles e invertir el dinero en infraestructura rural, dijo Arif Husain, economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Si el dinero ahorrado por un menor gasto energético se invierte en investigación agrícola, caminería y nuevas tecnologías, los más pobres de los pobres podrían beneficiarse de las tendencias actuales.
Globalmente, los subsidios para consumo de combustibles fósiles totalizó 548.000 millones de dólares en el 2013, según la Agencia Internacional de Energía.
"Los costes políticos de bajar esos subsidios serán menores (ahora que cayeron los precios del crudo)", dijo Husain a la Fundación Thomson Reuters. "Este dinero debería ser destinado a infraestructura rural, servicios públicos y proyectos de riego", agregó.
PRIORIDADES CONFLICTIVAS
Los precios más bajos podrían brindar algo de alivio a personas en regiones afectadas por conflictos como Siria, Sudán del Sur, Somalia, República Centroafricana y Malí.
Muchos continuarán enfrentándose al hambre aunque la disminución de los precios del crudo y los alimentos hará un poco más fácil la entrega de ayuda de grupos humanitarios.
En 2014, Siria, República Centroafricana, los tres países de África Occidental azotados por el ébola -Liberia, Guinea y Sierra Leona-, Irak, y Sudán del Sur sufrieron "emergencias a gran escala", según el PMA.
La situación parece estar cambiando en la lucha contra el ébola y si los agricultores pueden acceder a créditos y semillas, esos tres países africanos podrían ver una recuperación en 2015, dijeron altos cargos de la ONU, después de que algunos granjeros huyeran de sus tierras.
Los costes por contratar barcos para llevar alimento a zonas de emergencia cayeron para grupos como el PMA, debido a los menores precios del petróleo.
El precio del combustible usado para barcos de contenedores cayó más de un 20 por ciento desde el tercer trimestre de 2014, lo que significa que el PMA ha estado ahorrando 30.000 dólares por mes para los tres navíos que alquila.
Pero cuando se compara con los costes de poner en marcha programas masivos internacionales de ayuda alimenticia en países como Irak o Sudán del Sur, esos ahorros son relativamente pequeños.
"Quizá los precios del crudo más bajo nos permitan llevar más ayuda a la gente, pero su impacto es bastante marginal", dijo Thierry Kesteloot, un asesor en agricultura del grupo de ayuda humanitaria Oxfam.
"No estoy seguro de que 2015 vea un cambio en términos de mejorar la pobreza y la seguridad alimenticia", concluyó.